Después de años de prisión, algunas reclusas le han cogido el gusto al hombre coño, a veces por necesidad, a veces por elección. Después de todo, mantener una carga durante mucho tiempo no es bueno. Tiene que salir de una forma u otra. Algunos guardias se han convertido en voyeurs, disfrutando del sonido y la vista de los prisioneros follando. He aquí un ejemplo...