En este albergue de chicos deportistas de invierno, la tensión sexual está a flor de piel. Un joven gatito moreno de mirada pícara deja claro sutilmente a dos pequeños gays que quiere divertirse con ellos. Los chicos son pasivos y van directos a su gran polla. Se la chupan con apetito en modo bollera, lo que no deja de excitar al semental en ciernes. Luego pide a los dos pasivos, ahora desnudos, que se pongan a cuatro patas uno al lado del otro. De esta manera, puede visitar sus agujeros, turnándose para follarlas hasta el fondo. Mientras una chilla bajo los golpes del teub, la otra se retuerce con impaciencia para cogerla. ¡Va a ser la bomba!